Obligué a mi hermana a follarme. Llegué a la habitación de mi hermana y la oí hablar sucio por el móvil con un tío. Le dije que la había grabado y la obligué a chuparme la polla y a beberse mi leche. Al día siguiente cogí su móvil y vi que enviaba desnudos, así que hice un trato: si me la follaba, no se lo diría a nadie. Ella aceptó y me follé el coño más caliente del mundo. Ahora lo deseo todos los días.